martes, 11 de noviembre de 2014

CAP 3. El Lobo Que Se Comio al Cordero


Advertencia: Lemon
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Al día siguiente, 

Yunho observaba a Jaejoong cuando su cordero experimentalmente olfateaba una de las velas de incienso. Su pareja dejó escapar un gemido de satisfacción.
—Mmm, esto huele muy bien. —Giró sus ojos suplicantes a Yunho.— ¿Podemos conseguir esta, también?

Yunho echó un vistazo al precio y reprimió una mueca de dolor. Para una vela perfumada, la cosa era muy cara. Pero, ¿cómo podía resistir esos ojos negros? Y lo más importante, quería proporcionar cualquier cosa que Jaejoong quisiera y necesitara. Algo dentro de él le dijo eso. Su lobo anhelaba cuidar de Jaejoong, para dar al cordero todo lo que había perdido en la vida. 

Era sorprendente que su pareja sólo acabara de descubrir las velas de incienso. Entonces, allá en Junlao, la vida se había centrado en el cuidado de los corderos más jóvenes y más en la prevención de los ataques de los lobos. Yunho no podía evitar sentirse un poco culpable por eso, aunque sabía que era la manera en que funcionaban las cosas en su mundo.

No se dio cuenta que había estado ignorando a Jaejoong hasta que los brazos delgados se envolvieron alrededor de su torso.
—Está bien, — susurró su cordero en la mente de Yunho.— Estamos más allá de eso ahora.

Yunho sonrió y acarició el cabello suave de Jaejoong. Era una de las ventajas y desventajas de tener una pareja. Podían oír cada pensamiento del otro y hablar a través de su vínculo telepático.
A Yunho le encantaba, pero también le hubiera gustado mantener algunas de sus preocupaciones para sí mismo, no cargar a Jaejoong con sus pesadumbres.

—Hey, somos un equipo ahora, —dijo Jaejoong.— Tus problemas son míos. Puedo manejarlo.
—Sé que puedes, y confío en ti. Sólo quiero protegerte. —Se sacudió y luchó para romper el repentinamente sombrío estado de ánimo. Estaban mejor relajándose y simplemente disfrutando de la presencia del otro. —Podemos conseguir la vela de incienso, si quieres. Lo que quieras, Jaejoong.

Jaejoong le abrazó de nuevo y seleccionó una de las velas, sólo una, y la más barata, señaló Yunho. Jaejoong debió haber escuchado las preocupaciones financieras de Yunho también. Reprendiéndose a sí mismo por su estupidez, Yunho eligió un segundo elemento, el último que Jaejoong había querido.

—Yunho, no tienes que… —Jaejoong intentó decir.
Yunho le hizo callar con un beso.
—Quiero hacerlo. —Las velas perfumadas no eran un producto inútil. Los olores de la ciudad todavía molestaban a Jaejoong, incluso dentro de la habitación del hotel. Las ovejas cambia-formas tenían narices muy sensibles y detectaban incluso a los repartidores con varios productos. La política del hotel no tenía nada en contra del uso de velas perfumadas. 

Ayudó que Yunho le dio al gerente una generosa propina para mantener su estancia lo más discreta posible. Jaejoong suspiró, pero cedió. Era sólo una vela, y unos pocos dólares no dañarían demasiado el presupuesto, y había parado en esta tienda para comprar cosas, no para mirar escaparates. Después que Yunho habló con Siwon, había podido acceder a otras cuentas. Yunho y Jaejoong estarían bien.
Durante todo el día, 

Yunho había llevado Jaejoong alrededor de la ciudad, llevándolo a parques, mostrándole los lugares de interés. Yunho nunca había disfrutado realmente de la belleza que podía aparecer incluso en una gran metrópoli como Seoul, pero con Jaejoong a su lado, todo parecía mucho mejor. Pero, por supuesto, una vez que se habían cansado de las giras, habían comenzado a ir de compras, y Yunho no pudo resistirse a traer a Jaejoong a esta tienda.

Con impaciencia, Yunho llevó a su pareja desde la parte más neutral del almacén y avanzó hacia las más estrambótica. Había traído a su pareja aquí sin decirle a Jaejoong lo que realmente era, una tienda para adultos. El completo edificio parecía bastante inofensivo desde el exterior, y el primer tramo ofrecía cosas sensuales, pero más inocentes que las velas, loción o gel de ducha.

Aquí, sin embargo, había toda la variedad de lubricantes, vibradores en diferentes colores y tamaños, bolas anales, y muchos otros tipos de juguetes. Yunho no quería forzar a su cordero a nada demasiado perverso. Sabía que Jaejoong era virgen la noche anterior. Lo había sentido y luego lo reconoció a través de su vínculo. Sin embargo, necesitaban un poco de lubricante real. El aceite de oliva funcionó, pero lo tenía en todas partes y arruinó las sábanas. Fue algo que el gerente del hotel no había apreciado mucho.

—Oh, mi, —dijo Jaejoong sin aliento. La expresión de su rostro no tenía precio.— Esto es… Wow.
A juzgar por el sentimiento distintivo de la excitación proveniente de Jaejoong, Yunho supuso que era un buen “wow”. Quizás Jaejoong disfrutaría con algo un poco más salvaje después de todo.
Justo cuando Yunho pensaba esto, un vendedor se acercó a ellos, una amplia sonrisa en su rostro.
—¿Puedo ayudarles en algo caballeros? —Preguntó, mirando de reojo a Jaejoong.

Los pelos del cuello de Yunho inmediatamente se levantaron cuando el otro hombre amenazó la propiedad de su pareja. Reprimió el impulso de desnudar sus colmillos al estúpido humano y sonrió con fuerza.

—No, eso no será necesario. Estamos bien.
Sabía que había sido incapaz de disimular la hostilidad en su voz cuando Jaejoong lo miró con curiosidad. Al parecer, el cordero no había estado prestando atención al humano en absoluto, porque de lo contrario, habría sentido la excitación del vendedor.

A la muestra de agresión de Yunho, Jaejoong se dio cuenta de la situación también. Envolvió su brazo alrededor de la cintura de Yunho y se apoyó en él, su calor y su olor dulce consolaron a Yunho.
—Gracias, pero él tiene razón. Podemos manejar las cosas bien.

El vendedor no pareció disuadido en absoluto por su negativa.
—Está bien, —respondió,— pero si necesitan cualquier cosa, y me refiero a cualquier cosa, sólo griten. Mi nombre es Heechul. Kim Heechul.

De sus obscenamente ajustados pantalones, el hombre sacó un pedazo de papel y se lo ofreció a Jaejoong, que se quedó mirándolo.
—En horas fuera de la oficina, también.

Tal vez en un momento diferente, Yunho podría haber aceptado a Heechul su ofrecimiento.

El joven era sin duda hermoso, alto y esbelto, con un aspecto elegante, casi aristocrático. Por primera vez, Yunho notó que el chico olía a cambia-formas, algo que quería comer. ¿Cisne? Sí, un cisne. Se preguntó si Heechul se dio cuenta de que estaba jugando con fuego. Por supuesto, Yunho no tenía intención de hacer nada al respecto. Tenía su pareja, y era el lobo de un cordero.

Una fuerte voz masculina sonó antes de que Yunho pudiera negar a Heechul de nuevo.
—Heechul, deja de coquetear con los clientes, y mete tu culo aquí.
Heechul se rió.

—Oops. Parece que he sido arrestado. Que se diviertan.
Con una última sonrisa, les dio la espalda a Yunho y a Jaejoong y se alejó a toda velocidad.
—¿Qué era eso? —preguntó Jaejoong.
—Un cisne. —Yunho se echó a reír.— Un cisne en una sex shop.
—Pensé que tendían a ser tímidos, —dijo Jaejoong, obviamente confundido. Se guardó el papel ofrecido, 

Pero Yunho no se molestó en tomarlo de su pareja. Ni Jaejoong ni Yunho lo llamarían, y ese papel no sería más que un lindo recuerdo. Cualquiera que fuera la historia de Heechul, no sería trabajo de Yunho averiguarla. Se volvió hacia su pareja.— De cualquier manera, creo que estábamos ocupados haciendo otra cosa antes de que fuéramos interrumpidos.

La cara de Jaejoong se encendió mientras sus ojos pasaron de Yunho a los juguetes sexuales y de vuelta.
—¿Sabes cómo usar esto? —preguntó en un susurro apenas audible.
—Sí, —respondió Yunho a través de su conexión.— ¿Te gustaría probar algo?

Jaejoong asintió tímidamente.
—Podría hacerlo. No estoy seguro de qué.
—¿Qué tal si comenzamos lento? —sugirió Yunho.
—Lento suena bien, —contestó Jaejoong.

Yunho ocultó una sonrisa. De alguna manera sabía que al final del día, tomarlo con calma sería lo más alejado de sus mentes.
—Detén ese ascensor, —gritó Yunho al hombre ya en el ascensor. El desconocido hizo lo que le habían pedido, y Yunho consiguió colarse en el ascensor justo a tiempo, seguido de su pareja.

Yunho asintió y dio las gracias al hombre. Su cuerpo entero zumbaba con la excitación, sin embargo, quería que el hombre saliera del ascensor ya. Al final resultó que el hombre abandonó el ascensor en la primera planta. ¿Quién jodidos tomaba el ascensor para un tramo de escaleras? Jesucristo.

En el momento en que las puertas del ascensor se cerraron, Yunho alcanzó a Jaejoong y aplastó sus labios con los de su compañero, dejando caer su bolsa de la compra en el suelo. Por unos momentos, Jaejoong respondió con entusiasmo, pero luego se separó de Yunho.
—No podemos, —jadeó.— La cámara. Van a vernos.

Yunho maldijo a las estúpidas leyes de exposición indecente y deseaba que no se aplicaran a los cambia-formas. Debía haber algún tipo de norma que señalaba la diferencia entre ellos y los humanos. Los humanos podrían ser capaces de mantenerlo en sus pantalones, pero Yunho se sentía como si fuera a estallar si no entraba en su pareja en ese mismo momento.

—Sólo ven aquí, —murmuró, tomando a su pareja en sus brazos.— No hay ninguna ley en contra de los besos. Jaejoong se rindió y por unos pocos momentos, Yunho se permitió a sí mismo deleitarse con el beso de su pareja. Ahora que su vínculo era completo, podía sentir a Jaejoong mucho mejor, muy dentro de su corazón. 

El sexo no era suficiente para reclamar a un compañero, diablos no era siquiera necesario, ya que la mordedura hizo todo el trabajo. Sin embargo, en Jaejoong, su compañero fiel, eso era diferente. Yunho necesitaba marcar a Jaejoong, marcar al cordero como suyo una y otra vez. Le dolía el cuerpo por un renovado acoplamiento, y se frotó contra su pareja, su polla tan dura que dolía. Sólo un poco más, sólo un poco más y conseguiría lo que quería.

Por fin, un más que bienvenido “ping” anunció un zumbido de que habían llegado a su parada. Yunho se separó de Jaejoong, y tropezó al salir del ascensor. En el último momento, Yunho recordó recoger sus compras. Sería realmente una lástima que perdieran su bolsa de artículos. Yunho tenía la intención de darles a todas un buen uso.

Arrastró a su compañero hacia su habitación y lo alcanzó en un tiempo record. Fue entonces cuando se dio cuenta que no tenía ni idea de lo que habían hecho con la tarjeta llave. Antes de que pudiera entrar en pánico, Jaejoong se la ofreció con una mano temblorosa. Respirando con un suspiro de alivio, Yunho le arrebató la tarjeta y abrió la puerta.

Por fin estaban en privado. Tan pronto como Yunho cerró la puerta Jaejoong se abalanzó sobre él en una exhibición inusual de agresión, presionando sus labios. Parecía que su corderito quería esto tanto como Yunho lo hacía.

Yunho gruñó y se hizo cargo del beso. Usando su cuerpo más grande, se dirigieron hacia la cama, sin soltar a su compañero del agarrón del labio.

Dios, Jaejoong era increíble. Yunho no podía creer que en tan sólo un día, se sintieran tan cerca el uno del otro. Esto sólo podría suceder con las parejas predestinadas. Estaba seguro de eso.

Yunho empujó a Jaejoong sobre el colchón y se aprovechó del leve aturdimiento de su pareja para vaciar la bolsa sobre la cama. Habían terminado de comprar una buena selección de juguetes, que iban desde un anillo de pene hasta bolas anales e incluso esposas y un flogger. Había hecho una mella significativa en el presupuesto de Yunho, pero al diablo con eso.

Jaejoong se humedeció los labios mientras observaba los artículos de la cama.
—Yunho…

El sonido de su nombre en los labios de Jaejoong fue suficiente para romper el remanente de control de Yunho. Se abalanzó sobre su pareja, al azar rasgándole la ropa recién comprada. Jaejoong le ayudó a quitarse la suya propia.

La torpeza de la primera vez había desaparecido, reemplazada por una necesidad guiando a sus cuerpos, haciéndoles moverse juntos. No hubo más dudas, no en la mente de Yunho ni en la de Jaejoong tampoco. Claro, las cosas no eran perfectas y todavía tenían mucho que aprender el uno acerca del otro, por no mencionar toda la mierda que la manada de Yunho le daría. Pero esto… Esto era tan bueno, tan cierto. En ese momento, Yunho podía confiar en que todo iba a estar bien al final.

Jaejoong brevemente rompió el beso y le dio una mirada juguetona.
—Deja de pensar tanto. —Empujó a Yunho fuera de él y se sentó a horcajadas encima, a la vez que analizaba los elementos que estaban encima de la cama con lasciva curiosidad. —Ahora, enséñame qué hacer.

Cálida excitación creció dentro de Yunho cuando imágenes de su pareja montando su polla llenaron su cabeza. Sonrió a Jaejoong.
—Está bien, corderito, pero tienes que hacer exactamente lo que te diga.

Jaejoong tragó saliva como si acabara de darse cuenta de con quién estaba jugando. Aun así, asintió, y Yunho no sentía ningún miedo venir de él, sólo la ansiedad que había molestado a Jaejoong como el día anterior también. Yunho hizo una nota mental para amar Jaejoong tan profundamente que su cordero nunca, nunca, pensara que él mismo era inadecuado de nuevo, y cuando su pareja sonrió, sabía que Jaejoong había escuchado el pensamiento. —Exactamente como tú me lo dices, —repitió Jaejoong.— Entiendo.

Yunho agarró la colcha con los puños para evitar bajarse de su pareja y sólo enterrarse dentro de Jaejoong. Su urgencia por dominar despertó, más fuerte y más intensa que nunca.

A Yunho siempre le había gustado el juego de bondage y de poder, aunque en su mayoría lo había mantenido en su manada. Algunos habrían visto su sexualidad como un signo de querer ser el Alfa y Yunho no podía ser molestado con la política, sin mencionar que nunca querría luchar contra su hermano. Pero ahora, quería compartir su deseo con Jaejoong, y Jaejoong parecía más que dispuesto a aceptarlo.

—Toma el lubricante, —le indicó a Jaejoong.— Abre el tubo. —Jaejoong hizo lo que le había dicho, aunque Yunho se dio cuenta de que las manos de su pareja todavía temblaban. Cuando Jaejoong destapó el tubo, Yunho continuó hablando. —Vierte un poco en los dedos. Consigue que estén bien húmedos. —Jaejoong obedeció, vertiendo una cantidad generosa de líquido de la botella y de alguna manera logrando no hacer un lío tampoco. —Ahora llega detrás de ti y los metes en el culo, como yo lo hice ayer.

Jaejoong abandonó su posición del regazo de Yunho y se sentó de nuevo. Levantó sus piernas en el aire y expuso su agujero de color rosa a la mirada codiciosa de Yunho. Dos dedos delgados vacilantes se frotaban alrededor del borde, luego, lentamente, empujaron dentro.

Yunho casi se tragó la lengua con la visión. Jesucristo. Su pareja lo iba a matar.
—¿Lo estoy haciendo bien? —Jadeó Jaejoong. Sus ojos se abrieron y dejó escapar un grito. Yunho se echó a reír cuando se dio cuenta de que su pareja debía haber golpeado la próstata accidentalmente.
—Lo estás haciendo muy bien. Eso sí, no lo apresures.

Jaejoong gemía y continuaba empujando sus dedos dentro y fuera de su culo. Azotaba la cama, diminutos gemidos que sonaban como si el nombre de Yunho se escapara de sus labios.
A Yunho le hubiera encantado tomarse su tiempo y observar a Jaejoong joderse con los dedos, pero por desgracia, no era más que un lobo, y tenía sus límites.

Se abalanzó de nuevo, arrebatando a su amante y empujándolo debajo de él una vez más. Su pareja soltó un adorable “beeh” de nuevo, pero esta vez, no parecía asustado, sólo sorprendido, y tal vez incluso una pizca aliviado. En un instante, Yunho recuperó las esposas y aseguró los brazos de su pareja a la cabecera de la cama. Estaba agradecido por haber tenido la previsión de comprar del tipo con relleno, ya que no quería que Jaejoong se hiciera daño de ninguna manera.

Jaejoong se arqueó contra él, su cuerpo desnudo ya manchado con la transpiración.
—Por favor, Yunho. Te necesito ahora.

Yunho robó un beso de los dulces labios de Jaejoong, complaciéndose a sí mismo sólo un poco. Luego recuperó dos de los juguetes que se mostraban más prometedores. Moviéndose más rápido de lo humanamente posible, se fue al baño y limpió los elementos con el esterilizador que también habían comprado. Luego regresó a la habitación, el anillo para el pene y las bolas anales en la mano. Jaejoong lo miró, sus hermosos ojos azules parecían un mar tormentoso ahora.

A toda prisa, Yunho deslizó el anillo de pene sobre Jaejoong. Tenía un lejano pensamiento de que tal vez debería haber tenido uno él mismo, pero lo descartó. Aun si se corriera antes de llegar a entrar dentro de Jaejoong, su tiempo de recuperación le permitiría todavía joder a su pareja. Sería lo mismo para Jaejoong, pero el anillo de polla en este caso tenía un propósito diferente. La acumulación de placer era tan importante como el momento de acoplamiento.

La noche anterior, Yunho había tomado a Jaejoong en el calor de su primer apareamiento, pero ahora, quería pasar tantas horas como fuera posible jodiendo al hombre, tocándolo, lamiéndolo, adorando toda esa piel deliciosa. Quería mostrar a Jaejoong lo hermoso y especial que podría ser entre ellos.
Sonriendo a su compañero, tomó las bolas anales y poco a poco las insertó en el pasaje de Jaejoong una por una. 

Los gritos de Jaejoong aumentaron de volumen, animándolo, pero tanto como excitaban a Yunho, se tomó su tiempo. Por este motivo, añadió más lubricante, sólo para asegurarse.
Cuando la última bola penetró en el culo de Jaejoong, Yunho las movía alrededor, todo el rato masajeando el eje de Jaejoong con el puño. Pronto, su pareja se volvió salvaje y Jaejoong sabía que era hora de acoplarse. Pero en primer lugar, quería probar otra cosa, para ver cómo Jaejoong tomaba un poco de dolor con el placer.

Dejando las cuentas dentro, Yunho dio la vuelta a su pareja a cuatro patas y golpeó el duro culo de Jaejoong. La marca de la huella de la mano parecía que hizo a su polla palpitar, más aún cuando Jaejoong gritó. Yunho podría haber pensado que Jaejoong odiaba la nalgada, pero su conexión fue inundada por el éxtasis de Jaejoong. Gruñendo, Yunho aplicó dos golpes más, bellamente enrojeciendo el culo de su pareja. No podía soportarlo por mucho más tiempo. Necesitaba estar dentro de Jaejoong.

Dos golpes más tenían a Jaejoong incoherente, los lindos “beehs” apareciendo más y más. Parecía que ocurrian en momentos de extrema emoción. Por fin, Yunho dejó de tratar de resistir el atractivo de su pareja. Sacó las bolas anales y luego colocó su polla en el agujero de Jaejoong. Con un solo golpe, se deslizó dentro de su meta.
Jaejoong estaba caliente y apretado, y su cuerpo dio la bienvenida a Yunho justo como sabía que lo haría.

Gimió, empujando dentro y fuera del pasaje, siempre apuntando a la próstata de su compañero. Jaejoong empujó hacia atrás, aparentemente anhelando esto tanto como Yunho lo hacía.
Carnal felicidad se mezcló con la satisfacción emocional cuando sus cuerpos se corrieron juntos. El lobo de Yunho aulló de satisfacción mientras tomaba a su pareja y sentía el placer de Jaejoong. Sus orígenes puede que fueran de depredador y presa, pero ya no tenía ningún sentido. Encajaban bien. Eran pareja, y era lo único que importaba.

Los colmillos de Yunho cayeron, y sin vacilar, bajó su cuerpo sobre el de Jaejoong. Sintiendo la necesidad de Yunho, su pareja le ofreció su garganta. Yunho hundió sus colmillos en la deliciosa carne. En el momento en que la sangre de Jaejoong invadió su boca, estrellas estallaron en su visión. Su conexión chisporroteaba con el éxtasis y Yunho encontró su clímax, enviando su semilla profundamente dentro de Jaejoong. 

En el último momento, se acordó de quitar el anillo de la polla de Jaejoong, y en cuestión de segundos, su cordero culminó también. El culo de Jaejoong apretó alrededor de la polla de Yunho, exprimiendo cada gota de su semen. Sus orgasmos parecían entrelazados y seguían y seguían, hasta que Yunho pensó que iba a morir de tanto placer.

No sabía cuánto tiempo había pasado cuando finalmente llegó a estar inconsciente por derrumbarse encima de Jaejoong. Salió de su compañero, con cuidado de no aplastar al hombre más pequeño debajo de su masa.
—Eso fue increíble —Jaejoong exhaló.
Yunho apretó a su compañero contra su pecho.
—No has visto nada todavía.

Su mirada cayó hacia la ventana, y vagamente registró el camino de los últimos rayos del sol que se metían en la habitación. Mañana, tendría que reunirse con Siwon. Mañana, él y Jaejoong tendrían que volver al mundo real. Pero, por ahora, sólo podían disfrutar de la presencia el uno del otro y el amor simplemente. Yunho se preocuparía por el resto después.


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El Yunjae es Feliz, muy Feliz; lastima que los problemas se avecinan, Nada es color de rosa; pero es el Yunjae lo superaran..........^^