Los primeros rayos
del sol acababan de aparecer en el horizonte cuando Jaejoong entró en la
pequeña habitación de hotel que Yunho encontró para ellos. Olfateó alrededor
experime ntalmente, y vio cómo Yunho hizo lo mismo. Cuando el lobo señaló que
estaba bien, Jaejoong se dejó caer en la cama boca abajo, agotado.
No podía entender
nada. ¿Cómo había pasado de estar a merced de los jóvenes carneros en su
ciudad, a aceptar la ayuda de un lobo?
Yunho era un
misterio para él. El hombre parecía obsesionado con él. Jaejoong sabía lo
suficiente acerca de los lobos para entender lo que le había dicho Yunho a su
amigo. Las parejas eran muy importantes para ellos, y esto fue quizás lo único
que Jaejoong siempre respetaba de sus enemigos.
Las ovejas no se acoplaban. Muy
a menudo, los carneros elegían las ovejas que les gustaban, cualquier número de
ellas, y se reproducían. De hecho, Sungmin y Jaejoong eran sólo medios hermanos.
Con su dinámica de rebaño, poco importaba, sin embargo. O al menos, no debería
hacerlo.
Por esa razón,
Jaejoong
no podía entender lo que Yunho tenía la intención de hacer. ¿Cómo funcionaba el
apareamiento de los lobos? ¿Yunho quería otra pareja, alguien que pudiera
procrear? Demonios, ¿por qué Jaejoong aún estaba considerando esto? Por todos
los cielos, eran depredador y presa. No se mezclaban.
La respuesta a su
pregunta surgió cuando Yunho se sentó a su lado. Su mano acarició suavemente el
pelo de Jaejoong, y se recostó, abrazando a Jaejoong contra su pecho.
Era cálido y
fuerte, y en su abrazo, Jaejoong se sintió tan seguro que debería haber sido
imposible.
—No lo entiendo,
—murmuró.— No entiendo nada de esto.
—Lo sé, —murmuró Yunho.—
Es difícil de aceptar. Las ovejas no tienen parejas, ¿verdad?
Jaejoong negó con
la cabeza, y Yunho continuó.
—Bueno, déjame
explicar un poco cómo funciona. Nosotros, los lobos nos acoplamos de por vida,
los cambia-formas incluso más que nuestros equivalentes en la naturaleza.
Sabemos lo que las personas significan para nosotros desde el momento en que
las vemos.
Yo sabía desde el principio que estabas destinado para mí, hecho y
nacido para mí. Todo lo demás no importa. Podemos solucionarlo.
—Pero no me
conoces, —protestó Jaejoong.— ¿Cómo puedes seguir sólo el instinto para elegir
tu compañero de vida?
Yunho se echó a
reír y su risa recorrió a Jaejoong como una ola de placer.
—Somos
cambia-formas, corderito. El instinto es la mitad de nuestro nombre. ¿Qué te
dice el tuyo?
Jaejoong casi se
echó a reír. Un instinto de oveja no era exactamente confiable. Simplemente les
decía que se movieran juntos y saltaran cuando el otro lo hacía. Sin embargo,
sentía algo cuando Yunho le sostenía, y eso no era sólo a causa del instinto.
—Yo… no lo sé,
—respondió.— Me siento seguro contigo, pero no entiendo por qué.
Yunho le dio un
beso en la frente.
—Porque somos
pareja. Tal vez no nos conozcamos muy bien, pero tenemos todo el tiempo del
mundo para descubrir todo.
Jaejoong miró a los
ojos del lobo. Eran tan profundos, de un color caramelo tan intenso y a la vez
tan hermoso..
—Pero, Yunho, somos
depredador y presa. ¿Eso no te molesta?
No sabía qué
esperaba que el otro hombre respondiera, pero lo sorprendió cuando Yunho negó
con la cabeza.
—No, en absoluto.
Las parejas son parejas y el amor es el amor.
Jaejoong se mordió
el labio con fuerza, tratando de reprimir las lágrimas. No podía creer que
alguien como Yunho entendiera lo que Jaejoong había estado tratando de decir a
su rebaño desde que se había convertido en un adulto. ¿Cómo era posible que un
lobo lo comprendiera? Durante toda su vida, estos depredadores habían sido una
pesadilla para el conjunto de Junlao. ¿Cómo encajaba eso en el comportamiento
de Yunho?
Yunho frotó el
pulgar por la mejilla de Jaejoong, y Jaejoong apartó la mirada, dándose cuenta
de que había perdido la batalla con sus lágrimas.
—No lo hagas, —dijo
Yunho.— No te escondas de mí. ¿Cómo vamos va a acoplarnos alguna vez si no me
das una oportunidad?
Yunho en realidad
sonaba molesto, y por alguna razón, Jaejoong sentía la necesidad de calmar al
hombre.
—Lo siento. Soy. Yo
sólo… necesito que me enseñes. No sé cómo tener una pareja.
La expresión de Yunho
cambió, sus ojos adoptando la depredadora expresión que Jaejoong recordaba de Junlao.
A diferencia de esa vez, Sin embargo, eso no le asustaba. Salvaje anticipación
lo llenaba, su cuerpo quemaba con una necesidad que nunca había sentido antes.
—Te puedo enseñar, Jaejoong.
—Yunho gruñó en voz baja.— ¿Confías en mí?
¿Confiaba en Yunho?
El hombre era un lobo, y los suyos habían cazado a los de Jaejoong desde el
principio de los tiempos. Por todo lo que Jaejoong sabía, Yunho mismo había
matado a gente de Junlao. Y, sin embargo, Yunho había sido tan amable con él.
¿Podría realmente decir que no? En el extremo, Yunho no era sólo un lobo, sino
también un hombre, un hombre que lo dejaba boquiabierto a Jaejoong.
—Sí, —respondió.—
Sí, confío en ti. Sólo… toma las cosas con calma.
Jaejoong tenía
conocimiento de lo que sucedía entre dos hombres. Había carneros en el rebaño
con una preferencia por otros machos, y eso no era inusual. En ocasiones, Yunho
había visto unas pocas parejas en celo, algunas incluso en su forma animal.
Pero Jaejoong no
sabía lo que haría un lobo mientras se acoplaban. Claro, sabía la parte general
anatómica de eso dado que todos los carneros recibían una sólida educación de
sus depredadores. Sin embargo, sus profesores sólo le habían dado la base de la
reproducción de los lobos. La anticipación estaba matando a Jaejoong.
—No te preocupes,
—dijo Yunho.— Cuidaré bien de ti.
Poco a poco, Yunho
atrajo sus rostros juntos, tan cerca que Jaejoong podía sentir el aliento del
lobo cosquilleando sus mejillas. El corazón de Jaejoong latía a miles de
kilómetros por hora, mientras esperaba a ver qué haría Yunho.
Por fin, el otro
hombre presionó sus labios juntos. Movió su boca contra la de Jaejoong en un
movimiento seductor. Jaejoong se quedó sin aliento, permitiendo la entrada del
lobo. Envolvió sus brazos alrededor de Yunho, entregándose a la dominación del
otro hombre.
Yunho debió sentir
su aquiescencia silenciosa, ya que el suave beso se volvió más agresivo. La
lengua de Yunho devoraba la boca de Jaejoong, excitándolo sin medida. Era su
primer beso, y más intenso que cualquier cosa que Jaejoong esperaba. Se aferró
al lobo, jadeando de placer, tomando el asalto sensual del otro hombre.
Las manos de Yunho
comenzaron a trabajar en su ropa, desesperadamente desgarrando el material. Jaejoong
intentó ayudar a su pareja, pero por supuesto falló, abismalmente. Terminaron
enredados en los restos de la camisa de Jaejoong y los pantalones,
frustrantemente tratando de empujarlos fuera del camino.
A medida que sus
bocas se separaron, Jaejoong dejó escapar un resoplido, mientras que Yunho sólo
rió sin aliento.
—Sé paciente
corderito, —susurró.— Todo llegará a tiempo.
Pero Jaejoong no
quería esperar. Quería ser tocado y tocar a su vez. Se encontró tratando de
recordar todas las cosas que había visto a los carneros hacer juntos, a fin de
poder explorar el mismo camino con Yunho. Le molestaba y avergonzaba que no
supiera la forma de ofrecer placer al otro hombre.
Sin embargo, se
esforzaba por obedecer y esperar como dijo Yunho. Finalmente, su paciencia se
vio recompensada. Yunho se deshizo de su propia ropa, y cuando el hombre
descartó cada prenda de ropa, todo el cuerpo de Jaejoong comenzó a temblar con
una mayor ansiedad y anticipación. Querido Dios. Jaejoong había visto desnudo a
Yunho allá en Junlao, pero había estado demasiado en pánico para reconocer
plenamente el magnífico pedazo de hombre que tenía a su alcance. Por el amor de
Dios,
El hombre parecía cortado por un divino paño. Jaejoong no sabía dónde
mirar primero. El David de Miguel Ángel no tenía nada que hacer con Yunho en
cuanto a los duros abdominales se refería. Los pezones cobrizos del lobo se
animaron al ser descubiertos, como si exigieran atención y la polla de Yunho
señalaba acusadoramente a Jaejoong. Demonios, si estuviera viva,
la estatua
estaría avergonzada por comparar su polla con Yunho. El eje del lobo era
enorme. De lo que Jaejoong recordaba, tendría que ir dentro de su… dentro de su
culo. Pero, sin duda, nunca podría encajar.
Como si adivinara
sus pensamientos, Yunho ahuecó su mejilla suavemente y presionó un beso en sus
labios. No era nada como el de antes. De hecho, ni siquiera parecía dirigido a
excitarle, sino más bien para calmarlo y consolarlo.
—Yo sé que soy un
poco intimidante, —dijo,— pero no te preocupes. Somos pareja.
A Jaejoong le
hubiera encantado tener la misma confianza que Yunho tenía, pero simplemente no
conseguía relajarse.
—De alguna manera,
dudo que seas el que tenga un bate de béisbol por tu culo, —murmuró,
disgustado.
Yunho sólo se rió.
—No te preocupes
por eso. Te va a encantar. Lo prometo.
Jaejoong dio al
lobo una mirada dudosa. A decir verdad, quería lo que Yunho ofrecía, pero tenía
miedo de eso, también. ¿Qué pasaba si hacía algo mal? ¿Qué pasaba si a Yunho no
le gustaba? Y ¿qué pasaba con esta cosa de las parejas? ¿La atracción de Yunho
se originaba únicamente por eso? ¿Y si odiaba a Jaejoong después?
No se dio cuenta
que estaba entrando en pánico hasta que los fuertes brazos de Yunho se
envolvieron a su alrededor, apretándolo firmemente.
—Hey, Jaejoong, no
tenemos que hacer nada que tú no quieras. Lo siento. No debería haberte
empujado.
Los ojos de Jaejoong
se abrieron como platos cuando se dio cuenta que la había jodido.
—No quise decir
eso. Estoy… estoy nervioso. ¿Por qué incluso te gusto?
Yunho lo soltó del
abrazo y le dio una mirada de incredulidad.
—¿Estás bromeando?
Eres hermoso. Eres todo lo que alguna vez he querido en una pareja, incluso
antes de que supiera que quería una. —Tomó un hondo respiro, como si luchara
por las palabras.— Tú eres… tú.
Jaejoong no pudo
encontrar una respuesta para eso. Estaba abrumado también, demasiado
conmocionado. Todo su mundo parecía haberse vuelto patas arriba, como si se
encontrara en la Dimensión Desconocida1.
De repente, todas
sus dudas dejaron de importar. Era una oveja y Yunho un lobo. ¿Y qué? Acababan
de conocerse. ¿Y qué? ¿A quién le importaba? Yunho tenía razón. Eran pareja.
Más allá de toda la ansiedad, Jaejoong podía sentirlo también. De lo contrario,
nunca habría confiado en Yunho en primer lugar.
Sin permitirse
dudar más, Jaejoong apretó sus labios en los de Yunho, atrayendo sus cuerpos
más cerca. Los dos estaban desnudos, y una vez que Jaejoong tomó la decisión de
dejar de preocuparse por cosas más allá de su control, le resultó fácil
centrarse sólo en la desnudez de su pareja. Se subió al regazo de Yunho, sin
estar más asustado. En su lugar, la sensación de la dura polla de Yunho contra
su culo lo excitaba a morir.
En un primer
momento, Yunho pareció sorprendido, pero rápidamente se hizo cargo del beso.
Sus manos exploraban el cuerpo de Jaejoong, dejando tras de sí rastros de fuego
en su piel. Jaejoong se frotó contra su compañero, dolorido por más, anhelando
algo que no podía entender.
Muy a su pesar, Yunho
lo rechazó. Jaejoong dio a su pareja una mirada confusa. ¿Había hecho algo
malo? ¿Era malo besando?
—Sólo dame un
segundo, —dijo Yunho.— Estaré de vuelta.
Sin más
explicaciones, Yunho salió de la cama. Afortunadamente, la habitación del hotel
no era tan grande, y Jaejoong observó a su pareja cuando el lobo se dirigió a
la bolsa con sus compras. Se tendió en el colchón en espera mientras observaba
el movimiento de Yunho. Dios, simplemente el juego de músculos en la espalda de
Yunho podría hacer a un hombre correrse.
Yunho recuperó la
botella de aceite de oliva de la bolsa y volvió a la cama. Al principio, Jaejoong
no entendía las razones detrás de la búsqueda de Yunho de la botella, pero
entonces el lobo dijo: —Vamos, corderito. Abre las piernas para mí.
Jaejoong obedeció,
sabiendo que este era el momento que había temido desde el segundo que había
visto la polla de Yunho. Abrió las piernas y, por instinto, las levantó,
dejando al descubierto su agujero a la mirada de Yunho. Fue recompensado con un
gemido de su futuro amante.
—Jesucristo, Jaejoong.
¿Tienes alguna idea de lo caliente que te ves?
—¿Por qué no me
enseñas? —Jaejoong disparó de nuevo. No sabía de dónde venía el coqueto
comentario, pero parecía despertar a Yunho aún más.
De alguna manera, Jaejoong
pudo sentir un eco en su interior. Si hubiera tenido alguna duda sobre la
conexión entre ellos, eso lo había resuelto. Se preocuparía por el resto más
tarde, mucho más tarde.
Yunho abrió la
botella de aceite de oliva y vertió un poco del líquido en sus dedos, todo
mientras mantenía la mirada de Jaejoong. Jaejoong tragó saliva, luchando por
mantener su nerviosismo bajo control, pero no pudo evitar él mismo tensarse
ligeramente al primer toque del dedo manchado de Yunho en su ano.
—Relájate, —dijo Yunho.—
Mientras te relajes, estaremos bien.
Jaejoong asintió,
pero era más fácil de decir que de hacer. Obviamente dándose cuenta del
problema de Jaejoong, Yunho bajó la cabeza y tomó la polla de Jaejoong en su
boca. Caliente rojo placer atravesó a Jaejoong cuando el húmedo infierno
envolvió su polla. No podía dejar de empujar su polla más profundo dentro de la
boca de Yunho, al mismo tiempo que llegaba hasta enhebrar los dedos por el pelo
del lobo.
Yunho asentía con
la cabeza arriba y abajo del eje de Jaejoong, retorciendo su lengua justo en
movimientos que Jaejoong no había considerado siquiera posible.
Con Yunho
trabajándolo tan deliciosamente, Jaejoong no podía ni siquiera recordar
permanecer tenso. Cuando su pareja empujó un dedo dentro de él, Jaejoong lo tomó
con facilidad, amando la desconocida, pero agradable sensación. El segundo dedo
quemó un poco, y el tercero aún más, pero Yunho hizo un excelente trabajo en
distraerlo. Y entonces,
Yunho golpeó su próstata, un punto del que Jaejoong
sólo había oído hablar pero nunca tuvo el coraje de encontrar. Jaejoong arqueó
la espalda cuando choques de éxtasis le recorrieron.
—Oh, Dios, Yunho.
Por favor, por favor, por favor…
En este momento, no
acababa de entender lo que estaba pidiendo, pero eso no importaba. Yunho lo
hacía. Yunho sabía. El lobo tiró de sus dedos del culo de Jaejoong y levantó la
boca. Jaejoong gimió, sintiéndose abandonado y despojado, pero entonces, algo
caliente y enorme golpeó su apertura. Poco a poco, Yunho empujaba dentro de él,
empalando a Jaejoong sobre su polla.
Justo como Jaejoong
había señalado anteriormente, el lobo estaba más que bien dotado. Aunque Yunho
tomó las cosas con calma, la penetración dolía. Sin embargo, Jaejoong se mordió
el labio y se centró en el olor de Yunho, en su mirada, y su expresión de
concentración. Sólo necesitaba relajarse. No pasaría nada.
Pareció una
eternidad, pero al final, Yunho incrustó su eje completamente dentro de Jaejoong.
En un principio, Jaejoong casi no podía creerlo. Se sentía tan lleno, tan
imposible, pero al mismo tiempo, tan conectado con Yunho. La quemadura de la
penetración inicial comenzó a derretirse en placer. Un zumbido de energía
inagotable cayó sobre la piel de Jaejoong.
—Por favor, Yunho,
—le rogó de nuevo.— Muévete.
Y Yunho, en efecto,
se movió. Sacó su polla del pasaje de Jaejoong y empujó hacia adentro.
De alguna manera, Yunho
golpeaba la próstata de Jaejoong, haciendo que se renovara el éxtasis que le
recorría.
A partir de
entonces, todo se convirtió en un borrón. Una y otra vez, Yunho continuaba
jodiéndolo, empujando dentro y fuera de su ano. La velocidad y la fuerza detrás
de los movimientos hizo que la cama crujiera casi amenazadoramente. Jaejoong se
aferró a los hombros de su pareja, haciendo todo lo posible para retroceder,
pero reconoció el hecho de que no podía esperar a ser coordinado o coherente.
Sin embargo, de alguna manera, hicieron el trabajo, se movieron juntos como si
se hubieran conocido el uno al otro desde el principio de los tiempos.
En estas
circunstancias, Jaejoong no podía esperar que resistiera mucho tiempo. Su
excitación, su lujuria, y emociones confusas le abrumaron. Sólo necesitaba una
cosa más, una cosa que lo empujara a través del borde.
Su mente no se
habría dado cuenta de qué se trataba, pero su cuerpo y su alma lo sabían.
Siguiendo un impulso repentino, Jaejoong inclinó la cabeza, dejando al
descubierto la garganta para Yunho. Unos momentos más tarde, los afilados
colmillos le atravesaron la carne. Agonizante dolor lo invadió, pero sólo le
dolió por un breve instante. Entonces, pareció como si un sol estallara dentro
de él y un éxtasis dulce se lo tragara entero, enviándolo en un torbellino de
nirvana.
Jaejoong sintió una
conexión hacer clic en su lugar, su vínculo con Yunho se convirtió en completo.
Sentía el placer de su pareja y el grado de las propias emociones conflictivas
del lobo. Al igual que, con Yunho en el interior de su mente y su cuerpo, se
corrió como nunca lo había hecho en toda su vida.
No sabía cuánto
tiempo simplemente flotó en la nube de placer, pero cuando se bajó de la increíble
altura, encontró a Yunho que se cernía sobre él, con los ojos caramelo todavía
con el estupor del placer.
—¿Estás bien,
corderito?
Jaejoong sonrió.
—Nunca he estado
mejor, gran lobo feroz.
Yunho parpadeó y
luego se echó a reír.
—Hermoso y
divertido —dijo mientras se limpiaba una lágrima de alegría.— Me tocó el premio
gordo.
Jaejoong no
respondió, pero secretamente pensaba que era al revés. De alguna manera, le
había sido concedida una oportunidad de ser feliz, y no la despilfarraría, no
importara lo que pasara.